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domingo, 28 de enero de 2018

Días de lluvia

La vida sigue su curso, pareciera que fue ayer cuando todavía nos veíamos, la vida sigue , la gente cambia, uno cambia también y sigue el curso normal de la vida.

No me acostumbro a estos días helados de invierno, porque sé que mi corazón anhela días cálidos, llenos de nubes de algodón y cielo azul.

Me aguardan historias aún, los sentimientos no se han enfriado, permanecen y quizá seguirán así.

lunes, 2 de enero de 2017

Aquí y ahora...

Wow, casi toda una vida, sin pasar por aquí. Bueno, descanso mental en todo el 2016. Viviendo instantes, equilibrando emociones y un sin fin de cosas. Aunque nunca abandoné lo de la escritura, porque si bien ahí tengo proyectillos que no he soltado.

Tengo varios blogs, uno que quiero abrir, otros que quiero cerrar, porque el que mucho abarca queda mal en los otros.

Veo que parece que nada ha cambiado, las cosas siguen un poco igual, excepto mis seguidores, algunos me eliminaron, es obvio, en fin.

Pues sigo vivo, aquí, sigueme, vive conmigo, y comparte experiencias.


viernes, 15 de enero de 2016

La vida sorprende



Si tuviera que contar toda mi historia, no sabría ni cómo empezar. Creo que después de agosto del 2015 en adelante tuve que afrontar todas las consecuencias, no de mis actos en sí, sino de cosas de la vida o del destino. Las cosas malas que sin querer vamos viviendo y uno las tiene que tomar así como vienen, aunque duelan. Me he hecho más fuerte, a pesar de que quizá hubiera podido derramar un montón de lágrimas, pues me las tuve que tragar y seguir adelante, viendo un camino muy difícil de seguir. Aún estoy en ello, sin perder la fe continúo.

Quizá tenga que reconstruir el rompecabezas o empezar con uno nuevo. Perdí un montón de cosas, perdí mucho, pero conservé lo que más amo, y eso me reconforta más que todo lo perdido. Hay gente que no sabría cómo vivirlo, yo lo tuve que vivir por vivir, porque así era y quizá así será.

jueves, 4 de junio de 2015

Almas Perdidas. Capítulo 6: La muerte de Misifú ( parte tres)

Eran muy pocas las cosas que disfrutaba, el leer, el dibujar y la compañía de Misifú, mi gata querida, que siempre me acompañaba en las buenas y en las malas. Ella me vio crecer, me vio cambiar y se mantuvo siempre fiel.

Al regresar cada día de la escuela yo sabia que Misifu estaría esperándome. Pero hubo tres días que desapareció, me asusté y me preocupé. Mi madre me vio llorando y me consoló. Fueron tres días sin ella y una mañana regresó y fue abrazarme a la cama.

Al siguiente día la note muy rara. Misifú no quería comer y se escondía en algunos rincones. Dormía demasiado, ya no era activa.
Una mañana de viernes durmió conmigo. 

El domingo, mientras Alexa y yo veíamos la televisión en el cuarto de estudio, escuchamos quejidos, quejidos raros, casi humanos. Como lamentos y sollozos y pudimos ver que Misifú se quejaba y no quería que la viéramos sufrir.

La miré, miré sus ojos verdes por última vez y supe que nos despediriamos. Mi madre la tomó en sus brazos y falleció. Lloré sin encontrar consuelo. Alexa también. En la casa ese día hubo una gran tristeza.

Mi compañera, mi cómplice había partido y no estaría jamás conmigo. Mi madre la envolvió en una colcha y la enterró en nuestro jardín trasero, al lado del árbol tenebroso y gigantesco. Alexa y yo pusimos flores amarillas y se nos llenaron los ojos de lágrimas.











Almas Perdidas. Capítulo 6: La muerte de Misifú (parte dos)

Después de la fiesta familiar estuve pensando en los años que se me iban acumulando y que esos años ya no regresarían. Tenía que vivirlos al máximo, pero algo en mi había cambiado y no precisamente para bien.

Misifú durmió toda la noche conmigo, tuvimos un sueño tranquilo. Al verme en el espejo del baño observé que aún había rastros de maquillaje y mis cejas estaban muy bien delineadas. Observé también que no era tan fea como pensaba, algo en mi a veces relucía.

Pero me estaba volviendo completamente antisocial, a veces creía que odiaba a la gente, otras veces sentía lástima por mi misma. Llegué a cuestionar mi existencia muchas veces, y comencé con mis enfermedades sugestivas. Me hacía a la idea de que no podía respirar y así era, no podía respirar y eran noches de desvelo e insomnio interminables.

Otras noches no dormía por los sonidos en mis oídos, esos tambores o especie de música que me tenía en la locura. Y comencé a ser alérgica al polvo, a lo común y a la felicidad.

Después de la varicela y las semanas en casa sintiéndome mal, llegó algo de lo cual no estaba preparada: la muerte de mi abuelo paterno. Tenía cáncer y esta enfermedad lo consumió.

La muerte para mi era solo una palabra lejana que terminó por darme noches de guerra. Le lloré a mi abuelo, y me lloré a mi misma, por el sufrimiento que me iba tejiendo por las madrugadas pensando en por qué la gente tenía que enfermarse y morir.

Y pensé en mi muerte, pensé en morir, en cuándo llegaría y las múltiples enfermedades que me visitaban cada día. Y poco a poco ya no quería levantarme de la cama, y a veces se me dificultaba respirar.

En la preparatoria no me iba tan mal, hacia las cosas automáticamente y fui dando justificantes, me fui enfermando, y ya no comía y cada vez bajaba de peso. Y así las cosas cada vez peor.

sábado, 30 de mayo de 2015

La historia continúa...

¿Creen en la mala suerte? He tenido muy malas rachas en muchos sentidos. Pero en fin, he batallado con esto de la tecnología. Supongo que el robarme el Wifi del vecino pues tarde o temprano el karma me lo cobraría. No he podido participar con los jueveros y tengo varias historias en mente. Pero estoy descansando no sólo fisicamente sino también emocionalmente. Estoy enfocada en mi historia de Almas Perdidas. ¿Por qué?  Porque he tenido visitas de fantasmas del pasado y creo que si continuo con mi historia y la hago pública terminarán por dejarme en paz. No fui a hipnosis, fui a algo mejor y se me revelaron tantas cosas. El inconsciente es cabrón. De nuevo el Charro Negro vino a visitarme. Creo que no le queda claro y no quiere entender que yo soy una hija de Dios. No me iré nunca más por el mal camino. Tengo una hija que amo y no sólo cambio por mi sino por ella. En fin, continuaré con mi historia, no es nada fácil,  porque siempre que llego a ese punto de mi gata Misifu me quiebro emocionalmente y hasta me viene la depresión.


miércoles, 13 de mayo de 2015

Monotonía gris



Ayer lo vi llorar nuevamente, ya había llorado por dentro supongo, para que no me dé cuenta, no nos demos cuenta. Fue un flashback de épocas pasadas, de sentimientos ya vividos. Cómo darle aliento, si su dolor, será por siempre mi dolor. El dolor de tres, somos los únicos que lo recordaremos.
La vida es así de frágil, así de acontecimientos inesperados. De instantes que vienen y se van.
Hoy quise luchar y gritar contra esa, mañana tal vez me reiré. No lo sé. Soy demasiado voluble. Me cuesta cerrar ciclos, decirle adiós a etapas. Algunas veces mis fantasmas me visitan en mi sueños, cuando he creído que ya les dije adiós, ahí están, aparecen para atormentar mi existencia. Para seguir pensando en ellos. Pero él es mi presente, y tal vez mi futuro, y siempre lo será. Así de frágil, como la primera vez que lo conocí. Si hubiéramos sabido todo lo que nos habría pasado, hubiéramos derramdo miles de lágrimas por adelantado. Pero ahora estamos desgastados, tratando de sobrevivir, olvidándonos de vivir. Y yo he llenado mi armario de monotonía, he aventado el arcoiris de mi felicidad. Y nada hay que me satisfaga más que leer, escribir y el azul de mis días. Mañana quizá las cosas cambien. Me imagino que las cosas no permanecen. Eso quiero pensar.



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